Sabemos que las tasas de implantación embrionaria son bajas en nosotros, los humanos. La mayoría de embriones que se han formado tras la fecundación no seguirán adelante. Me refiero a la reproducción asistida, pero también a la natural. Somos seres muy complejos, en los que cualquier fallo es letal. La naturaleza no deja evolucionar aquellos embriones con taras o anomalías (salvo excepciones) y realiza una selección embrionaria, interrumpiendo antes o después la evolución de los no aptos. ¿Creíais que era fácil llegar a ser lo que sois?
La inmensa mayoría de veces que no se consigue un embarazo, o este se interrumpe las primeras semanas, el único implicado es el embrión. Alteraciones en las divisiones meióticas de los espermatozoides, pero sobre todo de los óvulos, hacen que la dotación cromosómica y genética del embrión sea defectuosa. Su viabilidad será limitada. Las alteraciones cromosómicas y genéticas más graves se interrumpen los primeros días (no darán ni siquiera una prueba de embarazo positiva), las más leves serán abortos en el primer trimestre, y alguna alteración muy leve (como el Síndrome de Down) puede escapar a la férrea inquisición de la naturaleza y conseguir un embarazo evolutivo.
Por lo tanto, no hay nada que se pueda hacer para mejorar las posibilidades de éxito. El reposo, la posición en que duermas, las dietas, los suplementos vitamínicos o de otra índole, los pies calientes… no harán que el embrión siga adelante. Es como andar en bicicleta, cuando te quitan las ruedas supletorias y sueltan el sillín… todo va a depender del que pedalea. Y muchos se caen.
Las alteraciones de la coagulación y alteraciones estructurales (miomas, tabiques, pólipos…) también pueden afectar a la implantación. Desde estudios clínicos serios y libros de ginecología, hasta los foros de internet, así lo hacen saber.. No obstante, un estudio diagnóstico adecuado (analítica específica y ecografía son suficientes) previo al tratamiento puede descartar ésta influencia poco habitual.
El fracaso de implantación repetido es una situación que desespera a los padres y trae de cabeza a los profesionales. Múltiples transferencias de embriones con buena calidad, y por lo tanto buen pronóstico, que no consiguen embarazo tienen muchas veces un origen incierto, diagnóstico difícil y rara vez respuesta. Algunos estudios apuestan por utilizar anticoagulantes o antiagregantes (heparina, aspirina…) y otros los corticoides (por su acción antiinflamatoria). El Diagnóstico Genético Preimplantacional para conocer la dotación cromosómica del embrión puede ser otra opción. Muchas veces no obtenemos mejores resultados.