Objetivo: 12 semanas (I)

Los sangrados en el primer trimestre del embarazo son probablemente el motivo más frecuente de visita al servicio de urgencias de ginecología. Recuerdo ocasiones, estando de guardia, en las que las hemorragias en las primeras semanas de embarazo superan incluso a las mujeres que vienen con contracciones, bolsa rota, o de parto en general.

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Estas pacientes, además, suelen ser recurrentes, debido a que el sangrado muchas veces no cesa o vuelve al cabo de horas o días. Esto hace que la angustia e incertidumbre se ciña sobre la paciente y la desesperación sobre el profesional, por no conocer la causa del sangrado y por lo tanto no poder dar una solución o un pronóstico.

Es uno de los fenómenos más frecuentes en el embarazo. De hecho, hay ocasiones en las que el diagnóstico del embarazo se realiza, precisamente por un sangrado fuera de la regla. Ocurre en el 25% de los embarazos y de estos la mitad tendrán una evolución normal, la otra mitad acabarán abortando.

Cada vez que tenemos una hemorragia en el primer trimestre pensamos directamente que el embarazo no está bien, que no será evolutivo, que nos encontramos frente a un aborto en definitiva. Cuando digo pensamos me refiero tanto a la paciente como al médico. Cuando recibe una llamada, un email o una paciente embarazada de pocas semanas que acude de urgencia por un manchado el cerebro del obstetra se pone en marcha y analiza las diferentes opciones, entre las cuales la primera será descartar (o diagnosticar) el aborto. Entre lo más frecuente, lo más grave.

Habitualmente el diagnóstico es sencillo y se realiza mediante una ecografía donde veremos si la evolución del embarazo es la adecuada. No obstante si el embarazo aún no ha llegado a las 6 semanas de gestación, será complicado verlo por ecografía. En este caso será necesario ver la evolución de la HCG para un correcto diagnóstico.

Aunque siempre pensemos en lo peor, la evolución de las hemorragias en el primer trimestre no siempre acaba mal. Y tampoco hay fórmulas mágicas para mejorar el pronóstico; el reposo, la progesterona… Salvo en contadas excepciones, no sirven para nada.

Muchas veces lo único que podemos hacer es esperar hasta la siguiente ecografía, para comprobar que el latido cardiaco de nuestro embrión sigue ahí.

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