La FIV nos ha permitido tener acceso al embrión y esto ha permitido, entre otras cosas, evitar la transmisión de enfermedades hereditarias mediante el Diagnóstico Genético Preimplantacional. No obstante, a diferencia de lo que muchos pueden creer, en nuestros laboratorios lo que hacemos es, sobre todo, observar a los embriones. Así hemos aprendido muchas cosas, pero sobre todo podemos seleccionar los embriones con mejor desarrollo, para transferir aquellos que tienen más opciones de darnos un embarazo.
Una vez fecundado el óvulo, guardamos el embrión en un incubador hasta su transferencia al útero materno varios días después. Durante el periodo que los embriones están en el laboratorio se observa su desarrollo, y en función del mismo se les asigna una calidad (depende del número de células que tenga cada día, de la simetría de las mismas, de los núcleos en estas células, la fragmentación…). A la hora de transferir los embriones, en España utilizamos los criterios de ASEBIR (Asociación Española para el estudio de la Biología Reproductiva) y se dividen en 4 grupos: A (excelentes), B (muy buenos), C (buenos) y D (malos).
Los embriones se guardan en incubadores que guardan el entorno adecuado para su desarrollo. Una vez al día, con un “timing” preciso se sacan del incubador para observarlos y catalogarlos con los criterios antes descritos. Hoy en día, la innovación de los incubadores nos permite ver a los embriones en tiempo real, gracias a incubadores especiales que disponen de una cámara en su interior. El EmbryoScope®, PrimoVision® o Eeva® son ejemplos del Video Time Lapse, que permite observar a los embriones en todo su desarrollo y no en unos pocos momentos puntuales. Además, los embriones no se mueven del incubador lo que permite garantizar un entorno sin cambios de temperatura, oxigeno, pH… Ha sido una de las mayores revoluciones en el laboratorio de FIV de los últimos años.
Habitualmente esperamos 3 días, pero en ocasiones la transferencia embrionaria se puede demorar hasta el 5º o 6º día (estadio de blastocisto). Retrasar la transferencia embrionaria puede ser beneficioso para una mejor selección embrionaria, debido a que una supervivencia a más largo plazo predice una mayor tasa de embarazo. Los embriones con un desarrollo adecuado hasta blastocisto mejoran las opciones de embarazo.
Entonces, ¿Por qué no transferimos siempre el 5º día? La respuesta es sencilla; entre los días +3 y +5 del desarrollo embrionario se detienen el 40-50% de los embriones. Esto hace que embriones que pueden optar a embarazo el 3º día pueden no llegar al 5º. El útero materno es el mejor incubador que existe, y por lo tanto las posibilidades de subsistir de los embriones serán siempre mejores allí que en cualquier laboratorio.